Mi proceso Oncológico.

Mi proceso Oncológico.

Escribo esto porque es el Día Internacional del Cáncer de Mama y en este momento en el que
estoy inmersa en el tratamiento Oncológico, me ha parecido adecuado compartir mi
experiencia para dar visibilidad al día a día de estos procesos, de los que tan poco se habla.
Sé que solo soy una más y que cada caso es único. Por eso quiero dejar claro que, esto que
cuento, sólo es mi propia experiencia, y que no tengo ninguna intención de compararme con
nadie ni de dar ninguna recomendación. Solamente, como he dicho, me nace la necesidad de
compartir mi experiencia como una más.


EL COMIENZO.
Pues sí, esta vez me ha tocado a mí escuchar la temida frase «tienes células malignas». 
En mayo de 2024 noté un bulto en la axila. Primero fue pequeñito, como un grano de arroz,
pero, después de dos o tres semanas, lo sentí más grande, como una canica. En ese mismo
momento pedí cita con mi médico de cabecera lo antes posible. 
Una vez en la consulta, me palpó y efectivamente, le pareció importante que me revisaran en
ginecología donde me dieron cita dos días después. Todo fue muy rápido, en diez o quince días
ya me habían hecho la ecografía, con su biopsia correspondiente, y la mamografía. (Cabe decir
que en agosto del 2023 hice la mamografía de rutina y en su momento no mostró ningún
rastro de tumor.)
Fue allí, en la biopsia, donde me detectaron las células malignas, lo que se trasladó a mi
médico, que directamente me derivó a la unidad de mama del hospital Arantzazu. 
Allí me hicieron un montón de estudios adicionales como la gammagrafía ósea, de nuevo
ecografía y biopsia, resonancia, TAC, analítica y de nuevo resonancia. 
Con todas esas pruebas en la mano me confirmaron el diagnóstico, tumor de mama infiltrante
y me derivaron al oncológico, ya que consideraban que mi tratamiento, por estar ya la axila
afectada, tendría que comenzar por quimioterapia y después, en segundo lugar, si todo iba
bien, volvería a la unidad de mama para la cirugía y la radioterapia.
Así que, a primeros de julio, llegué al oncológico donde, Isabel, mi oncóloga, me confirmó
todos los diagnósticos previos y me explicó, además, que mi tumor no era un tumor hormonal
sino otro tipo que los denominan triple negativo, por lo que me iban a poner dos ciclos de
quimioterapia de tres meses cada uno. El primero semanal y el segundo, uno cada tres
semanas, acompañadas de un tipo de inmunoterapia añadida. 
No sé me olvida cómo me dijo: “vas a empezar la quimioterapia mañana mismo” ¿Mañana? Le
pregunté, y me respondió “Sí, ¿a qué vamos a esperar?”
Empecé dos días después, el 5 de julio, cinco horas y media de quimioterapia, ese fue el día
que se me hizo más difícil por el desconocimiento y la vulnerabilidad que sentía, pero, a partir
de ahí, empecé a asumir la rutina y a agradecer lo bien que me están tratando en todos los
servicios a los que acudo.
T engo que decir que todo esto habría sido muchísimo más difícil sin la ayuda incondicional de
mi familia, que siempre ha estado ahí, y sin los que no podría afrontar este proceso de la
misma manera. Os quiero muchísimo a todos ¡Gracias!


MI REACCIÓN 

Curiosamente, el diagnóstico no me hizo demasiado impacto, al revés, incluso era como si lo
esperase, fue una cosa rara pero estaba calmada. 
Quiero pensar que la formación que tengo con respecto al cuerpo humano ha sido mi aliada
ya que me he formado de forma continuada en: 
Kinesiología, que me ha ayudado a tener un conocimiento más profundo del cuerpo tanto a
nivel físico como estructural, energético y mental. 
La estética me ha dado conocimiento sobre la piel y el cuerpo, sobre sus formas de
funcionamiento, sus procesos fisiológicos y todo lo que tiene relación o se muestra en la piel. 
La formación en estética oncológica me dio un conocimiento teórico de los procesos del
tratamiento oncológico y los posibles efectos secundarios, como la sequedad cutánea extrema,
la sensibilidad, los síndromes de manos y pies, alteraciones de las uñas de manos y pies, llagas
en la boca, etcétera 
Además, tristemente, en mi entorno me ha tocado acompañar en sus procesos de cáncer a
familiares y amigos y de eso también se aprende mucho. 
¿Por qué cuento todo esto? Porque me ha ayudado, y mucho, a llevar bien todo el proceso, y
cuando digo bien, digo muy bien, al menos por ahora, lo estoy llevando de una forma bastante
positiva e increíble para mí. 
Lo más importante creo que fue que, en ningún momento me he rebelado con el proceso. No
he dicho, ¿porque a mí? ni me ha parecido injusto. Sencillamente, me ha tocado, soy una más
y me podía tocar perfectamente. ¿Por qué no?
Lo siguiente es que no me asusta tanto el proceso porque sé, más o menos, lo que me podía
esperar, así que confío en los tratamientos y en la naturaleza humana, que nos permite
superar siempre más cosas de las que pensamos. Además, siempre he pensado que si otras lo
superan, ¿por qué yo no?. 


MIS CUIDADOS (hasta antes de la quimio)
Tengo que decir que soy una persona que siempre me he cuidado mucho, sobre de todo en el
aspecto mental emocional y desde que descubrí la Kinesiología, hace ya veintitrés años, no
solo he aprendido a cuidar de los demás, sino que también a ahondar en mis emociones, a
intentar entenderme a mí y a mis procesos, entender también a los demás y aprender de mis
errores en lo posible. Para ello he utilizado la propia kinesiología, la psicoterapia y sobre todo,
últimamente, me ha ayudado mucho la terapia de trabajo sistémico. 
Para mantener el cuerpo y el sistema nervioso, he recibido masajes, terapia sacro craneal,
hago yoga desde hace años y, a veces, acupuntura.
Por supuesto, todas estas técnicas no las he hecho al mismo tiempo, las he ido alternando,
dependiendo lo que necesitase en esa época o momento de mi vida.
El ejercicio físico era innegociable, he hecho reeducación postural un día a la semana , dos o
tres veces por semana yoga online, un día por semana iba a bailar y el resto paseaba siempre
que podia. 

Curiosamente, en cuanto a los cuidados estéticos sólo hacía mi skin care diario con los
productos adecuados y, muy de vez en cuando, algún extra el fin de semana en casa, ya que
casi nunca podemos hacernos ningún tratamiento en cabina, ya sabéis casa de herrero…


MIS CUIDADOS AHORA 
Una vez que recibí el diagnóstico pensé… Bueno, esto ya es una realidad que tengo que
asumir, o sea, que el asunto es: ¿Qué hago ahora? ¿Cómo me cuido? ¿Qué necesito?…
Lo primero que hice, el primer día del diagnóstico, fue hablar con mi amiga y terapeuta
sistémica Marta, para entender y afrontar mi nueva situación y lo que para mí resultaba más
difícil, que era decírselo a mi familia, amigos, clientes, etcétera (es que hasta ahora yo era la
que cuidaba y no al revés)
Esa sesión me calmó muchísimo y me ayudó a situarme en mi entorno con la humildad
necesaria para dejarme hacer y confiar en todo el proceso médico, a sabiendas de que va a ser
difícil, pero a su vez sanador. 
Otra cosa que hice fue reforzar mi rutina de ejercicios, hasta entonces hacía ejercicio tres o
cuatro veces por semana y decidí hacerlo a diario, ya que sé que, por un lado, el ejercicio
produce dopamina, endorfinas y serotonina, hormonas que inducen al bienestar, a la calma y
satisfacción tan necesarios en este proceso, pero a su vez, sabía que mi musculatura es muy
laxa y que tiende a debilitarse fácil y rápidamente y que, a falta de la actividad diaria, (estaba
acostumbrada a hacer entre cinco a ocho masajes por día) tenía que hacer algo extra para
mantenerme en forma así que ahora hago unas rutinas de unos 45 minutos de yoga a diario,
además he retomado la reeducación postural un día por semana y el baile también, un día por
semana. Por lo demás paseo todo lo que puedo.
Eso sí, si he recibido la quimio recientemente o no puedo hacerlo por el motivo que sea, por
supuesto que me relajo, se trata de ayudar al cuerpo no de castigarlo. 
Muchas veces me da pereza y me cuesta ponerme a hacer ejercicio pero siempre, cada vez
que termino, me siento fenomenal, a pesar de que justo recién terminado ¡siento la necesidad
de descansar un buen rato, menos mal que puedo!.
A nivel estético, lo primero que hice antes de comenzar con la quimioterapia, fue hacerme la
micropigmentación. Todavía no sabía qué tipo de tratamiento tendría, pero preferí
adelantarme, ya que yo soy muy pálida y de tono bajo y si no me doy un toque de maquillaje
me veo la cara muy triste y evidentemente ¡más que la iba a tener! 
Así que llamé a Silvia una profesional que me encanta y me animé a hacerme una
micropigmentación de las cejas, el perfil de los ojos y el resaltado del labio, vamos, un
completo. 
Este es un proceso un pelín irritante así que recomiendo hacerlo siempre antes del
tratamiento oncológico para poder olvidarte después de tu aspecto. Con esto, los mínimos de
la expresión están siempre cubiertos ¡que gusto!
Por cierto, más gusto me dio cuando con ello sabía que mantendría la expresión y me sentiría
YO cuando la oncóloga me dijo :  “El pelo se te caerá a las tres semanas”
Después fue la siguiente fase, la del pelo de la cabeza. Una vez que supe que se me iba a caer
seguro, decidí ir a una peluquería especializada aquí en Zarautz. Belén me trató

estupendamente, con mucho cariño, y me dio mucha información importante sobre cómo
crear distintos looks con pañuelos, contornos de pelo, peluca, los cuidados etcétera.
Después de verme con distintos looks me decidí a cambiar totalmente de estilo, yo siempre he
tenido el pelo muy liso, que me obligaba a llevar melena sí o sí, así que ahora busqué algo más
hueco y alocado. ¡No sabéis qué éxito!  La mayoría de personas me decís que estoy muy guapa
y la verdad es que ya me he hecho a mi nueva imagen. Además, sorprendentemente, estoy
comodísima con la peluca, muchas veces ni recuerdo que la llevo, así que estoy encantada. 
Decidí también mantener en lo posible el cuero cabelludo para el futuro, así que para eso
llamé a Izaskun, que siempre me ayuda con los tratamientos del pelo. Ella me recomendó
algún producto para mantener los folículos sanos en espera a que termine el proceso y el pelo
vuelva a crecer. 


LA PIEL Y LAS REACCIONES A LOS TRATAMIENTOS
Yo siempre digo que la piel es el reflejo del alma… pero también del hígado, de los intestinos
etc… Vamos, de todos los órganos internos que secretan en parte a través de la piel, así que os
podéis imaginar todo lo que sale a través de la piel durante el proceso de quimioterapia, hay
un montón de toxinas que se traducen en sequedad extrema (Xerosis), sarpullidos,
inflamación, queratosis, cambios de color en las uñas que también se quiebran y levantan,
etcétera… 
La médico me ha dado remedios para ello, con cortisona y antihistamínicos. Por supuesto que
los utilizo, pero intento hacerlo lo menos posible y, para evitar esto, trato de mantener la piel
lo más hidratada posible, con exfoliantes suaves y envolturas, cremas muy nutritivas que me
ayudan a mejorar la calidad de la piel y a mantener los poros libres para poder excretar las
toxinas. 
Esto, además de dar mucho mejor aspecto a la piel, con lo que me veo mejor, me alivia mucho
los picores y así necesito mucha menos medicación. 
Respecto a las uñas de manos y pies, estas están más chungas, durante el verano me esforcé
en pasear por la playa a diario porque el agua del mar ayuda a sacar las toxinas.
Ahora en invierno hago baños de agua con sal marina en casa y cuando tengo brotes
inflamatorios en los pies les aplico barros con aceites antiinflamatorios alternando con
pomada de verbenas, esto me ayuda a bajar la inflamación aunque muchas veces tengo que
terminar poniéndome las pomada con corticoides, por supuesto no hay ninguna necesidad de
sufrir, sencillamente intento que mi cuerpo no se acostumbre en exceso al corticoide para que
me siga haciendo un buen efecto, como sé que esto es una carrera de fondo intento
dosificarme. 


LA ALIMENTACIÖN
El otro gran trabajo que intento hacer es el de tener cuidado con los tóxicos y la alimentación.
Intento, sobre todo, no abusar de los dulces, que han sido mi compensación al estrés de toda
la vida pero que acidifican mucho el cuerpo y parece que ese es el pH que más les gusta a los
tumores, por lo que intento hacer una alimentación más alcalina. 
Todo esto no lo he decidido yo por mi cuenta, sino que me he puesto en manos de
profesionales que trabajan de forma integrativa y que me han recomendado tanto una
alimentación como una suplementación adecuada para mí y compatible con la quimioterapia. 

Es muy importante no hacer nada por nuestra cuenta y confiar en buenos profesionales. 
Y por supuesto la mayor y mejor medicina que existe es el AMOR, no sabéis la cantidad de
cariño que recibo de familia, amigos, clientes… Incluso personas que nunca hubiera pensado
me están dando su confianza y apoyo y me desean lo mejor, ¡como yo a ellos! 
Pues bueno, este ha sido el resumen de los tres meses y medio que llevo de tratamiento y que
hasta ahora, aun teniendo sus cosas negativas me está enseñando mucho. 
Sé que, por ahora, mi proceso va bien y que pertenezco al grupo de las afortunadas. Ya llevo
13 sesiones de quimioterapia y voy remontando cada una de ellas, y doy gracias cada día por
ello. 


Espero ser buena alumna y aprender de este proceso y salir renovada de él.
Como decía al principio, solo soy una más y estaré encantada de compartir experiencias con
cualquier persona que esté pasando por el mismo proceso, o que lo necesite por cualquier
circunstancia. 
A ver cómo termino el proceso y si os interesa, quizás os lo pueda contar al finalizar.
Mientras tanto…


Ya sabéis cuál es nuestro lema, y esta vez lo digo con mayúsculas: 
QUIÉRETE, CUÍDATE Y… ¡NO TE DEJES PARA DESPUÉS!



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